Mallorca en Febrero

Febrero en Mallorca es un tiempo de quietud luminosa, cuando la isla se libera de la prisa del turismo y recupera su ritmo natural. Para el viajero que busca espiritualidad y silencio, este mes ofrece la posibilidad de acercarse a Mallorca con una mirada distinta, sin filtros ni masificación.

El invierno mediterráneo es suave, con días soleados y noches frescas que invitan al recogimiento. La luz adquiere un matiz especial: más clara, más baja, capaz de resaltar la textura de las piedras antiguas, el verde de los campos y el azul sereno del mar. Todo parece más cercano, como si la isla se ofreciera en confianza a quien sabe mirarla con calma.

En esta época, Mallorca se convierte en un refugio interior. Los pueblos del Pla conservan su ritmo campesino, las montañas de la Serra de Tramuntana invitan al paseo silencioso, y los monasterios y santuarios se presentan como lugares donde el tiempo parece haberse detenido. Febrero es un mes para escuchar la isla, para caminar sin prisa, para dejarse envolver por una Mallorca más íntima y verdadera.

El espectáculo de los almendros en flor

Febrero transforma Mallorca en un paisaje de flores blancas y rosadas. Los almendros, que cubren buena parte del Pla y se extienden también por valles de la Serra de Tramuntana, despiertan después del invierno y convierten la isla en un jardín efímero. Para el viajero que busca calma, contemplar este fenómeno es como asistir a un rito de renovación de la naturaleza.

La floración del almendro comienza a finales de enero y alcanza su esplendor en febrero. Los campos parecen cubrirse de un manto de nieve suave, aunque aquí la nieve es cálida, perfumada y viva. Caminar entre almendros en flor es una experiencia sensorial: el aire se llena de aromas dulces, la luz se filtra entre las ramas y el silencio rural se convierte en un espacio perfecto para la meditación.

El almendro, introducido en Mallorca hace siglos, simboliza la resiliencia y la esperanza. Sus flores aparecen cuando el invierno aún no ha terminado, recordando que la vida se renueva incluso en los momentos más fríos. Para quienes visitan la isla en febrero, contemplar este espectáculo es participar de esa misma promesa: la certeza de que tras la quietud llega siempre un nuevo comienzo.

Lugares como Santa Maria del Camí, Bunyola, Algaida o Selva ofrecen algunas de las panorámicas más bellas, pero basta alejarse de las carreteras principales y adentrarse por caminos rurales para descubrir campos enteros en flor. El viajero que evita las masificaciones encuentra aquí un escenario íntimo, un regalo de la naturaleza que dura apenas unas semanas y que convierte febrero en un mes irrepetible en Mallorca.

🌸 Temporada de floración
Los almendros en Mallorca florecen entre finales de enero y mediados de febrero, aunque la fecha exacta depende de la climatología de cada año.

📍 Zonas principales
El espectáculo es visible en el Pla de Mallorca, municipios como Santa Maria, Marratxí, Algaida, Bunyola y Selva, así como en algunos valles de la Serra de Tramuntana.

📷 Mejor momento del día
Las primeras horas de la mañana y el atardecer son ideales para ver y fotografiar los almendros, cuando la luz resalta el contraste entre los pétalos blancos y rosados y el cielo mediterráneo.

🌱 Duración
La floración dura aproximadamente tres semanas, aunque su intensidad puede variar según la altitud y las condiciones meteorológicas.

Mallorca en febrero - Almendros en flor
Mallorca en febrero - Almendros en flor

Clima y atmósfera de febrero

Febrero en Mallorca ofrece un clima suave y luminoso, muy distinto al invierno duro que muchos viajeros conocen en Centroeuropa. Las temperaturas diurnas suelen oscilar entre los 12 y 17 grados, lo que permite pasear, caminar por la montaña o recorrer pueblos sin necesidad de más que un abrigo ligero. Las noches son frescas, a menudo descendiendo hasta los 5 grados, lo que invita a recogerse temprano en alojamientos acogedores, disfrutando de la calma rural o de la serenidad de un monasterio.

Lo que marca de verdad este mes no es solo la temperatura, sino la luz mediterránea. El sol de febrero es bajo y dorado, capaz de acentuar los contrastes: el blanco de los almendros en flor, el azul profundo del mar y los tonos ocres de las piedras centenarias. Los días despejados transmiten una claridad casi espiritual, mientras que las jornadas de cielo cubierto regalan un ambiente íntimo y contemplativo, perfecto para retirarse a la lectura o la meditación.

El viento del norte, la tramontana, puede soplar con fuerza en algunas jornadas, limpiando el aire y dejando panorámicas espectaculares. Tras una ventada, la isla se muestra nítida hasta el horizonte, e incluso desde puntos altos como Randa o la Serra de Tramuntana es posible ver la silueta de Cabrera o, en días excepcionales, las montañas de la península.

En febrero, la isla vive entre el invierno y la promesa de la primavera. Esa transición tranquila crea una atmósfera propicia para quienes buscan un viaje más espiritual: caminar con calma, dejarse envolver por la naturaleza y sentir que Mallorca se abre, en silencio, solo para quien sabe observarla sin prisa.

☀️ Temperatura media
Entre 12 y 17 °C durante el día y entre 4 y 7 °C por la noche.

🌧️ Precipitaciones
Febrero registra una media de 40–50 mm de lluvia, repartidos en pocos días, lo que lo convierte en un mes relativamente seco.

💨 Viento
La tramontana puede soplar con fuerza en el norte y la Serra de Tramuntana, dejando cielos muy despejados tras los temporales.

🌅 Horas de luz
Alrededor de 10,5 horas de luz diurna, con amaneceres hacia las 7:40 y puestas de sol en torno a las 18:15.

🌡️ Sensación térmica
El aire puede sentirse más frío en zonas abiertas y de montaña, por lo que conviene llevar abrigo ligero incluso en días soleados.

Costa de Mallorca en febrero

Festividades y tradiciones

Aunque febrero es un mes de calma en Mallorca, la isla conserva en estas semanas una rica vida festiva y cultural que conecta al visitante con sus raíces más auténticas. Son celebraciones íntimas, con un fuerte arraigo popular, que permiten al viajero integrarse en la tradición sin el peso de la masificación turística.

Sant Blai en Campos

El 3 de febrero se celebra la festividad de Sant Blai, protector de la garganta y de la salud. En el municipio de Campos tiene lugar una feria que combina tradición religiosa y mercado popular, donde se ofrecen dulces típicos, hierbas medicinales y amuletos protectores. Para el viajero espiritual, es una oportunidad de acercarse a una fiesta sencilla y cercana, donde la devoción se mezcla con la vida cotidiana.

Carnavales mallorquines: Sa Rua y Sa Rueta

Febrero también es tiempo de carnaval, y en Palma las calles se llenan de color con Sa Rua, un desfile de carrozas y comparsas que mantiene el carácter lúdico y creativo de la fiesta. Para las familias, Sa Rueta ofrece una versión infantil, más temprana y alegre. Aunque lejos del recogimiento espiritual, estos carnavales muestran la otra cara de Mallorca en invierno: la celebración comunitaria y el deseo de alegría compartida antes de la Cuaresma.

Ferias gastronómicas locales

En distintos pueblos del Pla y la Tramuntana, febrero acoge ferias dedicadas a productos locales. El aceite nuevo, las verduras de temporada y los dulces invernales protagonizan mercados donde la sostenibilidad y la cercanía forman parte del día a día. Para un viajero vegano, es una ocasión ideal para descubrir sabores vegetales auténticos:

Carnaval (Sa Rua y Sa Rueta, Palma)

  • Sa Rua: Gran desfile de carrozas y comparsas.
  • Sa Rueta: Versión infantil del carnaval.
  • Fechas: Último domingo de febrero (varía según el calendario litúrgico).

Sant Blai (Campos)

  • Fecha fija: 3 de febrero.
  • Tradición: Protector de la garganta.
  • Celebración: Feria con productos locales, dulces y amuletos.

Ferias gastronómicas locales

  • Celebradas en varios pueblos durante febrero.
  • Protagonistas: aceite nuevo, almendra, cítricos y platos de invierno.
  • Eventos destacados en Santa Maria del Camí, Inca y Sineu.

Fiesta de la Candelaria

  • Fecha fija: 2 de febrero.
  • Se celebra en algunas parroquias con procesiones y bendiciones de velas.

Turismo espiritual y de naturaleza

Febrero es quizá el mejor mes para descubrir la dimensión espiritual y natural de Mallorca. La isla se presenta sin prisas, sin la presión del turismo masivo, y el viajero encuentra la oportunidad de recorrerla en silencio, escuchando el murmullo del viento, el canto de los pájaros o el fluir del agua en torrentes y fuentes.

Monasterios y santuarios en calma

Lugares como la montaña de Randa, con los santuarios de Gracia, San Honorato y Cura, se convierten en auténticos refugios interiores. La ausencia de multitudes permite recorrerlos en silencio, sentir la energía telúrica de la montaña y practicar una visita contemplativa. También el Santuario de Lluc, en la Serra de Tramuntana, muestra su faceta más íntima en invierno, cuando el peregrinaje es más de recogimiento que de devoción multitudinaria.

Senderismo y contemplación en la Serra de Tramuntana

Los caminos de la Serra de Tramuntana, patrimonio de la humanidad, ofrecen en febrero un rostro amable: temperaturas suaves, colores vivos tras las lluvias y senderos tranquilos. Rutas como el Camí de l’Arxiduc en Valldemossa o los senderos que rodean Deià y Sóller permiten caminar en contacto directo con la naturaleza, acompañados de la luz invernal que todo lo envuelve con un aire de eternidad.

Espacios naturales sin masificación

El invierno revela también la belleza de lugares que en verano resultan bulliciosos. Playas como Es Trenc o Cala Mesquida muestran su lado más salvaje, con el sonido del mar como único acompañante. Las salinas, humedales y observatorios de aves, como el de s’Albufera, ofrecen en febrero un espectáculo natural ideal para quienes buscan contemplación y respeto hacia el medio ambiente.

En febrero, Mallorca se convierte en un santuario abierto, donde la naturaleza y la espiritualidad se entrelazan. Caminar despacio, visitar monasterios en silencio o simplemente dejarse envolver por la claridad del cielo mediterráneo son experiencias que hacen de este mes un tiempo privilegiado para el viajero consciente.

Propuesta gastronómica de temporada

Febrero en Mallorca es un mes en el que la gastronomía refleja el ritmo pausado del invierno mediterráneo. Los mercados se llenan de productos de temporada: cítricos fragantes, verduras de raíz, legumbres, almendras recién cosechadas y aceites nuevos que acaban de salir de las almazaras. Para el viajero sensible y vegano, este es un momento ideal para saborear la isla desde su cocina vegetal más auténtica.

Platos tradicionales de invierno

La cocina mallorquina de esta época se caracteriza por su sencillez y por el uso de ingredientes locales:

  • Sopes mallorquines: guiso ligero elaborado con pan moreno, col, acelga, coliflor y verduras de temporada. Fácil de adaptar en versión vegana, es un plato nutritivo y muy representativo del invierno insular.
  • Escaldums: tradicionalmente preparado con carne, pero también existen variantes con verduras y setas. La clave está en la salsa espesa, aromatizada con almendra y especias, que lo convierte en un guiso profundo y reconfortante.
  • Olla fresca: potaje de invierno que combina legumbres y verduras de temporada como col, nabo o zanahoria. Se trata de una receta humilde y sabrosa, cargada de la esencia de la cocina campesina.
  • Fava parada: crema densa de habas secas, cocidas lentamente hasta obtener una textura aterciopelada. Es uno de los platos más antiguos de la gastronomía mallorquina y un claro ejemplo de cómo las legumbres sostenían la dieta tradicional.

Sabores para el viajero vegano

Los mercados de pueblos como Sineu, Inca o Santa Maria en febrero ofrecen abundancia de productos frescos con los que crear platos saludables y sostenibles: alcachofas, habas tiernas, naranjas, mandarinas y almendras. Muchos restaurantes rurales se han adaptado a la demanda actual y pueden preparar alternativas vegetales si se solicita con antelación.

El aceite de oliva virgen extra, presente en todas las mesas, es el hilo conductor de la cocina de temporada. Degustar un aceite nuevo recién prensado, con su frescura intensa y su color verde dorado, es participar de un ritual profundamente ligado a la tierra mallorquina.

Gastronomía y espiritualidad

Comer en febrero en Mallorca no es solo alimentarse: es un acto de conexión con el entorno. Los platos humildes y estacionales recuerdan la importancia de vivir en armonía con los ciclos de la naturaleza. Para el viajero espiritual, sentarse a la mesa en este mes es prolongar la experiencia de los monasterios y paisajes: un ejercicio de sobriedad, gratitud y conciencia.

Platos típicos del invierno en Mallorca

🥣 Sopes mallorquines
Guiso de pan moreno con verduras de temporada como col, acelga y coliflor. Plato humilde, muy consumido en los meses fríos.

🍲 Escaldums
Guiso espeso con salsa de almendra y especias. Tradicionalmente con carne de ave, aunque puede adaptarse con setas y hortalizas.

🥬 Olla fresca
Potaje campesino con col, garbanzos, nabos, zanahorias y verduras de temporada. Receta de aprovechamiento, muy ligada a la vida rural.

🌱 Fava parada
Crema densa de habas secas cocidas lentamente. Uno de los platos más antiguos de la isla, nutritivo y reconfortante.

🍚 Arroz brut
Arroz caldoso y especiado, muy invernal. Con verduras y setas se convierte en un guiso vegano intenso y aromático.

🥬 Col farcida (col rellena)
Hojas de col rellenas con una mezcla de ingredientes, fácilmente adaptable a versiones vegetales.

🦑 Calamars farcits a la mallorquina
Calamares rellenos con sobrasada, carne picada, cebolla y huevo duro, cocinados en salsa de tomate. Plato potente y nutritivo.

🥩 Col i porc amb perdiu
Receta festiva de invierno que combina col, cerdo y perdiz en un guiso cocinado a fuego lento. Pleno de carácter y tradición.

🥘 Arròs de matances
Arroz caldoso de las fiestas de la matanza del cerdo, con hígado, costillas y butifarrón. Guiso intenso y rústico de fuerte arraigo.

🐌 Caragols a la mallorquina
Caracoles cocidos lentamente en caldo de hierbas aromáticas y servidos con alioli. Plato de invierno muy apreciado, asociado a reuniones familiares y a la cocina más tradicional.

🍊 Cítricos y repostería de almendra
Naranjas y mandarinas de temporada, junto al clásico gató de almendra, presente todo el año pero muy ligado al invierno.

Oratorio de Sant Blai - Campos, Mallorca

5 experiencias imprescindibles en febrero

Campos de almendros en flor

El Pla de Mallorca y la Serra de Tramuntana se cubren de blanco y rosa entre finales de enero y mediados de febrero.

Rutas y senderismo sin masificación

Camina por caminos históricos como el Camí de l’Arxiduc o los senderos de Randa con temperaturas suaves.

Fiesta de Sant Blai en Marratxí

El 3 de febrero se celebra al patrón de la garganta con feria, productos locales y ambiente familiar.

Gastronomía de invierno

Prueba platos tradicionales como las sopes mallorquines, la fava parada o los escaldums en restaurantes rurales.

Visita espiritual a Randa

Descubre los monasterios de Gracia, San Honorato y Cura, ideales para el recogimiento en esta época del año.

Viajar de forma sostenible en febrero

Descubrir Mallorca en febrero es una oportunidad para hacerlo de manera respetuosa con el entorno y con la vida local. La calma del invierno permite acercarse a la isla desde una mirada más consciente, disfrutando de sus paisajes, tradiciones y gastronomía sin prisas ni masificaciones.

Movilidad suave

Febrero es el mes perfecto para recorrer Mallorca a pie o en bicicleta. Las temperaturas suaves —ni frías ni calurosas— invitan al movimiento lento y al contacto directo con la naturaleza. Los caminos rurales del Pla de Mallorca y las rutas de la Serra de Tramuntana ofrecen trayectos silenciosos entre almendros en flor y pueblos tranquilos.

El transporte público, con trenes y autobuses que conectan Palma, Inca, Manacor, Sóller y Llucmajor, facilita los desplazamientos sostenibles. Es una forma cómoda y asequible de moverse, reduciendo el uso del coche y la huella ambiental.

Alojamientos conscientes

El invierno es un momento ideal para alojarse en agroturismos familiares y pequeñas fincas rurales, donde la hospitalidad se combina con el respeto por el entorno. Muchos de estos lugares utilizan energías renovables y productos de kilómetro cero, ofreciendo un ambiente cálido, silencio y cocina de temporada.

Para el viajero que busca serenidad y conexión espiritual, alojarse en un monasterio activo —como el Santuario de Cura, en la cima de Randa, o el Santuario de Lluc, en la Tramuntana— permite vivir la isla desde su dimensión más interior, compartiendo la calma de espacios históricos dedicados al recogimiento.

Experiencias auténticas

Viajar en febrero facilita el contacto directo con la cultura local. Es posible participar en talleres de cocina tradicional, visitar almazaras en plena campaña del aceite nuevo o unirse a rutas guiadas en parques naturales como s’Albufera o Mondragó, donde la fauna y el paisaje se muestran en su máximo esplendor invernal.
Quienes prefieren la introspección pueden asistir a actividades de yoga, meditación o retiros espirituales en fincas rurales y centros de bienestar. Todo con un denominador común: respeto por la tierra, apoyo a la comunidad local y un ritmo pausado que favorece el bienestar personal.

El valor del silencio

En febrero, Mallorca se escucha. Los días son claros y las noches tranquilas; los caminos se vacían y el sonido del mar o del viento entre los almendros sustituye al bullicio estival. Practicar un turismo sostenible en esta época es, ante todo, cultivar el silencio: moverse despacio, observar, respirar y permitir que la isla se muestre tal como es.

Cada gesto consciente —elegir un alojamiento rural, probar productos locales, caminar sin dejar rastro— se convierte en una forma de respeto hacia Mallorca y hacia uno mismo. En invierno, la sostenibilidad no es solo una elección: es una manera de vivir la isla con autenticidad.

Itinerario sugerido para un día de febrero

09:00

Paseo entre almendros en flor

Comienza el día en el Pla de Mallorca o en Bunyola, caminando entre campos cubiertos de flores blancas y rosadas.

11:30

Visita cultural a Randa

Asciende hasta los monasterios de Gracia, San Honorato y Cura. La vista sobre la isla y el silencio del entorno inspiran recogimiento.

13:30

Comida de invierno en Algaida

En restaurantes locales como Es 4 Vents o Cal Dimoni podrás probar platos tradicionales de temporada como escaldums o fava parada, elaborados con aceite mallorquín y productos de proximidad.

16:00

Paseo por Llucmajor o Porreres

Recorre calles tranquilas, visita talleres de cerámica o disfruta de un café en antiguas casas solariegas convertidas en cafés con encanto.

18:30

Atardecer en la montaña de Randa

Contempla cómo el sol se pone sobre el Pla de Mallorca desde el mirador del Santuario de Cura, con tonos dorados que anuncian el descanso.

20:00

Cena serena en el interior

Termina el día en un restaurante rural o en un pequeño hotel con chimenea, disfrutando de cocina mallorquina y ambiente acogedor.

Consejos para viajar a Mallorca en febrero

Febrero es un mes tranquilo y auténtico en Mallorca. La isla muestra su lado más sereno y natural, ideal para quienes buscan descanso, naturaleza y cultura sin las prisas del verano. Aun así, conviene tener en cuenta algunos consejos para aprovechar al máximo la experiencia.

Ropa y clima: las temperaturas son suaves, con medias de 12 a 17 ºC durante el día y noches frescas. Lleva ropa cómoda por capas, una chaqueta ligera y calzado cerrado para excursiones o paseos rurales.

Previsión meteorológica: puede haber lluvias ocasionales y algo de viento, especialmente la tramontana en el norte. Consulta la previsión antes de salir a caminar o visitar zonas de montaña.

Luz y horarios: los días son más cortos, con el sol poniéndose alrededor de las 18:15 h. Aprovecha las mañanas para rutas al aire libre y reserva las tardes para visitas culturales o momentos de descanso.

Movilidad y transporte: el tráfico es mínimo en invierno, por lo que es un buen momento para alquilar coche o moverte en transporte público, disfrutando de carreteras sin aglomeraciones y pueblos más accesibles.

Alojamientos rurales y sostenibles: muchos agroturismos y hoteles del interior permanecen abiertos con precios más tranquilos. Es una excelente oportunidad para alojarse en entornos naturales y descubrir la vida mallorquina más auténtica.

Gastronomía de temporada: febrero ofrece platos de invierno como escaldums, fava parada o sopes mallorquines, ideales para degustar junto a un vino local o un aceite nuevo recién elaborado.

Eventos locales: no te pierdas la fiesta de Sant Blai en Marratxí (3 de febrero) o los carnavales tradicionales en Palma y pueblos del interior, donde la isla muestra su espíritu más popular y cercano.

Turismo en calma: disfruta del silencio de los monasterios de Randa o Lluc, los paseos entre almendros en flor y las rutas por la Serra de Tramuntana sin multitudes. Febrero es el mes perfecto para redescubrir Mallorca desde la introspección y el contacto con la naturaleza.

Con estas recomendaciones, tu viaje a Mallorca en febrero será una experiencia pausada, sostenible y profundamente inspiradora. Una oportunidad para conectar con la esencia de la isla cuando se muestra más genuina y luminosa.

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