2. Els Calderers, Sant Joan.
El Calderers, ubicada en el municipio de Sant Joan, es la posesión más relevante y de mayor dimensión del interior de Mallorca. Aunque el edificio actual, reconstruido en museo, data del siglo XVIII, esta una antigua posesión está documentada desde finales del 1285, sin duda una pieza fundamental que representa el pasado tradicional del centro de la isla en todo su esplendor.
Y es que las posesiones eran los caseríos que antiguamente servían de núcleo para aquellos que se dedicaban a la agricultura y la ganadería, las principales actividades económicas del Pla y de la isla por mucho tiempo. Una vista a esta posesión es ideal si lo que deseas es descubrir la esencia rural y el pasado con mayor influencia en la comarca.
En su museo, es posible descubrir cómo era la vida y el trabajo durante el siglo XVIII, cuales eran sus herramientas, su mobiliario y sus ropas en la época y conocer un poco más sobre sus costumbres. Una experiencia, sin duda, muy reveladora e interesante del pasado.
3. Santuari de La Mare de Déu de Bonany, Petra.
Petra, un pueblo de la comarca del Pla fundado en el siglo XIII tras la conquista de Mallorca no es solo relevante por ser el hogar de uno de los personajes históricos más internacionales de la isla, Fray Junípero Serra, sino también por su cima, el Puig de Bonany, donde se erige un santuario con el mismo nombre.
A unos 300 metros sobre el nivel del mar, se construyó el Santuari de Bonany (buen año) sobre un antiguo templo barroco del siglo XVII. Edificada en la década de 1920 el santuario actual es de estilo historicista con raíces neobarrocas y cuenta con una imagen de la Mare de Déu de Bonany, una talla de madera medieval.
Además, bajo la explanada ubicada delante del santuario se levanta la cruz de Juníper Serra, levantada en memoria del evangelizador de California en el siglo XVIII, quien también cuenta con un Museo en el pueblo de Petra, que podría ser otra de las visitas culturales del Pla de Mallorca.
4. Fuente árabe de Pina, Algaida.
Situada en un maravilloso entorno empedrado y bajo la sombra de chopos, hiedras y olmos se alzó en época morisca una fuente, un qanawat, justo a la entrada del pueblo de Pina, por la carretera de Algaida. A esta fuente islámica, restaurada en 1998 para devolverle su esplendor, se accede bajando por una escalera que lleva a la fuente que incluye dos senos, de los cuales emana el agua del pozo.
En el exterior, junto a sa Font de Pina también se encuentra los lavaderos públicos formados por 6 pilas de piedra viva, cubiertos por un porche con arcos. Este sistema lo completa unos estanques una cloaca de bóveda de medio punto. Una obre de ingeniería espectacular del pasado islámico de la isla que, sin duda, merece la pena visitar.
5. Finca Biniagual, Binissalem.
Queríamos acabar nuestras visitas del Pla de Mallorca con una experiencia única, un tour por la pintoresca alquería (llogaret) de Biniagual, ubicada en el centro de la zona vinícola de Binissalem, y que se remonta a los tiempos de los moriscos. En su origen, la alquería islámica se dedicaba al a horticultura, pero después de pasar de manos tras la Conquista de Jaime I, se sustituyó el sistema árabe por cereales y viñas en el siglo XIII.
De hecho, Biniagual se consolidó como importante núcleo en el cultivo de la vid y en la producción de vinos hasta que la filoxera, la gran plaga de principios del siglo XX que afectó a gran parte de Europa, destruyó sus viñas. Por suerte para nosotros, quienes se encargan de este espectacular lugar han vuelto a revivir su pasado, dedicándose de nuevo a la viticultura.
Hoy, este enclave reconstruido y completamente integrado en el paisaje del Pla abarca 14 casas, una capilla, una bodega histórica, una vinoteca y una explotación vinícola. Y como no podía ser otra forma, una visita a este lugar implica la deliciosa experiencia de catar su producto estrella, el vino.
Si deseas ampliar esta experiencia gastronómica te animamos a visitarnos. Un tour por nuestra finca te adentrará en el mundo de la aceituna y la producción de aceite de oliva virgen extra, producto estrella de la dieta Mediterránea y parte fundamental de gran parte de las elaboraciones gastronómicas de la isla.
Por ello, además de recorrer nuestro olivar, descubrir la importancia de los olivos para la conservación del paisaje y catar nuestro producto, podrás probarlo en los platos más representativos de la cocina mallorquina.