Los Jardines de Raixa
Los jardines de Raixa constituyen un oasis de belleza y serenidad que encapsula la esencia del Mediterráneo y refleja la influencia de diversas corrientes artísticas y paisajísticas a lo largo de los siglos. Diseñados con una meticulosa atención al detalle y una profunda apreciación por la armonía entre la naturaleza y la arquitectura, estos jardines son un testimonio vivo de la visión estética que ha guiado la evolución de Raixa.
En la parte baja de la finca, el visitante es recibido por el huerto y el jardín de los Tarongers, espacios que, con su diseño clásico y sus cultivos tradicionales, nos transportan a la época en la que la agricultura jugaba un papel central en la vida de las posesiones mallorquinas. El Jardín de la Galería, con su elegante surtidor en el centro, y el Jardín d’Entrada, donde un pequeño estanque da la bienvenida a los visitantes, completan esta primera impresión de Raixa, ofreciendo un adelanto de la belleza y la paz que caracterizan a toda la finca.
El portón de acceso, erigido en 1898 y adornado con el escudo del conde Ramon Despuig i Fortuny, marca el umbral hacia un mundo de belleza clásica y naturaleza cultivada. Este elemento no solo es una pieza de interés arquitectónico, sino también un símbolo de la nobleza y la historia que impregnan Raixa.
Ascendiendo hacia la parte superior de los jardines, la escalinata monumental dedicada al dios Apolo se erige como el corazón de este entorno idílico. Flanqueada quizás por estatuas de cuatro musas, esta escalera no es solo un elemento decorativo; es una invitación a ascender hacia un plano de existencia donde el arte, la naturaleza y la mitología se entrelazan. Más allá de la escalinata, el gran estanque, la gruta, un pabellón histórico, una pequeña ermita y un templo situado en lo más alto del jardín, datado en 1854, ofrecen diversos puntos de interés que enriquecen la visita con su historia y su belleza.
El agua, elemento vital en la concepción y el diseño de los jardines de Raixa, juega un papel protagonista gracias a la adquisición del agua de la fuente de Pastoritx en 1807. Este recurso permitió transformar el gran aljibe en un estanque real de proporciones impresionantes, creando un espejo de agua que refleja la grandeza del paisaje y la arquitectura circundante.
Desde los miradores y caminos que serpentean por la parte alta de los jardines, las vistas de la casa y el paisaje circundante son un espectáculo para la vista, ofreciendo panorámicas inolvidables que fusionan la obra humana con la majestuosidad de la naturaleza de Mallorca.
Los jardines de Raixa, con su combinación de diseño clásico y elementos naturales, no solo son un espacio de belleza excepcional; son también un reflejo de la historia, la cultura y las tradiciones de Mallorca, invitando a los visitantes a sumergirse en un mundo donde el pasado y el presente conviven en perfecta armonía.